Cuando la ficción supera a la realidad:
La semana pasada murió Leonard Nimoy,
actor, director de cine, fotógrafo escritor y cantante. Una mente muy
lúcida y un hombre reconciliado con el hecho de saber que, en su caso,
la ficción superó a la realidad. Desde que se metió por primera vez en
el papel del Señor Spock en la mítica serie de televisión Star Trek han
pasado 49 años y ya nunca más pudo escapar del influjo de su
interpretación. Obviamente luchó para no quedar encasillado en el tipo
serio de orejas puntiagudas, al principió renegó, hasta su biografía se
tituló "No soy Spock", pero finalmente se rindió ante un personaje, como
se dice en inglés, larger than life.
Star Trek fue una serie de ciencia ficción que apenas duró tres
temporadas sin un éxito masivo de audiencia, pero quedó firmemente
fijada en las retinas de los que la disfrutaron. Las reposiciones la
convirtieron en una serie de culto y después llegaron las secuelas,
películas y demás variaciones de la idea original. No voy a entrar ahora
en la serie en sí, en su moderno acercamiento a un universo de planetas
que funcionan como estados asociados, en su carga multirracial y
multicultural en una época en la que esto parecía impensable, en la
ética de sus guiones. Porque hoy sólo quiero hablar de Spock.
Mitad humano y mitad vulcano, su eterna búsqueda del equilibrio entre
la lógica y las emociones es un atractivo que va más allá de los
guiones y de la intención de la serie. Somos muchos los que pensamos que
la filosofía vulcana tiene una base ideológica muy bien planteada con
su idea central gravitando alrededor de la idea de la Lógica como única
aspiración del individuo y único motivo por el que se debe actuar,
buscando hacer el menor daño posible pero siendo firme ante las
consecuencias de beneficiar a la mayoría por encima de la minoría.
Sacrificio, meditación… y en el caso del Señor Spock, contradicción,
porque su mitad humana le hace olvidar esas premisas agitado por los
sentimientos de amor y amistad. Es ahí donde los que queremos ser
lógicos nos identificamos con él.
Star Trek fue piedra fundacional en mi educación sentimental
infantil. Lo mismo le ocurrió a Nacho Canut. Así que es lógico (me
encanta usar aquí esta palabra) que cuando nuestros destinos se cruzaron
años después ese universo se reflejara en nuestras canciones y nuestros
proyectos. Nuestro estudio e grabación se llamó Vulcano, hay una
trilogía discográfica de Fangoria que se llama Un Día Cualquiera en
Vulcano…
Spock
no es el único que nos ha convertido en lo que somos. Nacho y yo
tenemos un master en escapismo de la realidad. Desde niños supimos que
no nos gustaba lo que veíamos a nuestro alrededor, así que cogimos lo
que sí nos gustaba y nos creamos un mundo paralelo. Da igual que fuera
la música y la estética de Bowie, la imagen imperturbable del Señor
Spock o la indecencia de Divine. Decidimos que ese era el mundo en el
que queríamos vivir. Y así llevamos casi cuarenta años.
Sólo hemos sobrevivido por haber sabido crear una ficción a nuestro
alrededor. Con nuestros amigos, con nuestros discos. Si nos quitas eso,
somos totalmente vulnerables, como vampiros al amanecer. Nuestra
estrategia ha sido crear todo el tiempo realidades paralelas. No estamos
locos porque sabemos perfectamente que vivimos protegidos por una
cúpula artificial, sabemos que la verdad está ahí fuera, y sabemos que
es horrible.
Spock es un personaje tan fuerte que muchas veces fantaseo con una
utopía del futuro. Como estudiante de Historia y arqueóloga aficionada
sé lo arbitrario que es aplicar nuestra mentalidad a los hallazgos que
encontramos en las excavaciones cuando no tenemos más información. Hemos
decidido que las esculturas prehistóricas de mujeres obesas son diosas
de la fertilidad, sin pensar que a lo mejor son el equivalente a
estrellas del porno para el alivio sexual de nuestros antepasados
masculinos. Hemos dado por hecho que pintar bisontes está relacionado
con la magia propiciatoria de la caza… hemos intentado ser lógicos en el
desarrollo de esas teorías, pero en realidad no tenemos ni idea. Vamos a
suponer que hay una hecatombe cósmica y se borran gran parte de
nuestros registros actuales. Y de repente en un futuro muy lejano
empiezan a encontrar los millones de figuritas del Sr. Spock que hay
ahora mismo en el planeta. Por casualidad también encuentran unas fotos
de las convenciones de fans de Star Trek donde los asistentes van
vestidos como Spock con sus puntiagudas orejas vulcanas. Y finalmente
aparecen trozos de textos que hablan de la Lógica en la filosofía
vulcana. Los arqueólogos hablarán del culto a un ser superior, de una
religión compartida por todo el planeta. Me encantaría. Claro que
también tendrán que explicar el culto rosa a la diosa de la fertilidad
(Barbie) y al de un ser antropomorfo del que también se encuentran
millones de figuras por todo el mundo, una simpática gata con un lazo en
la cabeza a la que saludaban como Hello Kitty.
fuente:
El blog de Alaska & Mario Vaquerizo
- Seguir leyendo: http://blogs.libertaddigital.com/alaska-y-mario/cuando-la-ficcion-supera-a-la-realidad-13439/
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