viernes, 13 de marzo de 2015

Cuando la ficción supera a la realidad:

 

 La semana pasada murió Leonard Nimoy, actor, director de cine, fotógrafo escritor y cantante. Una mente muy lúcida y un hombre reconciliado con el hecho de saber que, en su caso, la ficción superó a la realidad. Desde que se metió por primera vez en el papel del Señor Spock en la mítica serie de televisión Star Trek han pasado 49 años y ya nunca más pudo escapar del influjo de su interpretación. Obviamente luchó para no quedar encasillado en el tipo serio de orejas puntiagudas, al principió renegó, hasta su biografía se tituló "No soy Spock", pero finalmente se rindió ante un personaje, como se dice en inglés, larger than life.

Star Trek fue una serie de ciencia ficción que apenas duró tres temporadas sin un éxito masivo de audiencia, pero quedó firmemente fijada en las retinas de los que la disfrutaron. Las reposiciones la convirtieron en una serie de culto y después llegaron las secuelas, películas y demás variaciones de la idea original. No voy a entrar ahora en la serie en sí, en su moderno acercamiento a un universo de planetas que funcionan como estados asociados, en su carga multirracial y multicultural en una época en la que esto parecía impensable, en la ética de sus guiones. Porque hoy sólo quiero hablar de Spock.
Mitad humano y mitad vulcano, su eterna búsqueda del equilibrio entre la lógica y las emociones es un atractivo que va más allá de los guiones y de la intención de la serie. Somos muchos los que pensamos que la filosofía vulcana tiene una base ideológica muy bien planteada con su idea central gravitando alrededor de la idea de la Lógica como única aspiración del individuo y único motivo por el que se debe actuar, buscando hacer el menor daño posible pero siendo firme ante las consecuencias de beneficiar a la mayoría por encima de la minoría. Sacrificio, meditación… y en el caso del Señor Spock, contradicción, porque su mitad humana le hace olvidar esas premisas agitado por los sentimientos de amor y amistad. Es ahí donde los que queremos ser lógicos nos identificamos con él.

Star Trek fue piedra fundacional en mi educación sentimental infantil. Lo mismo le ocurrió a Nacho Canut. Así que es lógico (me encanta usar aquí esta palabra) que cuando nuestros destinos se cruzaron años después ese universo se reflejara en nuestras canciones y nuestros proyectos. Nuestro estudio e grabación se llamó Vulcano, hay una trilogía discográfica de Fangoria que se llama Un Día Cualquiera en Vulcano…
Spock no es el único que nos ha convertido en lo que somos. Nacho y yo tenemos un master en escapismo de la realidad. Desde niños supimos que no nos gustaba lo que veíamos a nuestro alrededor, así que cogimos lo que sí nos gustaba y nos creamos un mundo paralelo. Da igual que fuera la música y la estética de Bowie, la imagen imperturbable del Señor Spock o la indecencia de Divine. Decidimos que ese era el mundo en el que queríamos vivir. Y así llevamos casi cuarenta años.
Sólo hemos sobrevivido por haber sabido crear una ficción a nuestro alrededor. Con nuestros amigos, con nuestros discos. Si nos quitas eso, somos totalmente vulnerables, como vampiros al amanecer. Nuestra estrategia ha sido crear todo el tiempo realidades paralelas. No estamos locos porque sabemos perfectamente que vivimos protegidos por una cúpula artificial, sabemos que la verdad está ahí fuera, y sabemos que es horrible.
Spock es un personaje tan fuerte que muchas veces fantaseo con una utopía del futuro. Como estudiante de Historia y arqueóloga aficionada sé lo arbitrario que es aplicar nuestra mentalidad a los hallazgos que encontramos en las excavaciones cuando no tenemos más información. Hemos decidido que las esculturas prehistóricas de mujeres obesas son diosas de la fertilidad, sin pensar que a lo mejor son el equivalente a estrellas del porno para el alivio sexual de nuestros antepasados masculinos. Hemos dado por hecho que pintar bisontes está relacionado con la magia propiciatoria de la caza… hemos intentado ser lógicos en el desarrollo de esas teorías, pero en realidad no tenemos ni idea. Vamos a suponer que hay una hecatombe cósmica y se borran gran parte de nuestros registros actuales. Y de repente en un futuro muy lejano empiezan a encontrar los millones de figuritas del Sr. Spock que hay ahora mismo en el planeta. Por casualidad también encuentran unas fotos de las convenciones de fans de Star Trek donde los asistentes van vestidos como Spock con sus puntiagudas orejas vulcanas. Y finalmente aparecen trozos de textos que hablan de la Lógica en la filosofía vulcana. Los arqueólogos hablarán del culto a un ser superior, de una religión compartida por todo el planeta. Me encantaría. Claro que también tendrán que explicar el culto rosa a la diosa de la fertilidad (Barbie) y al de un ser antropomorfo del que también se encuentran millones de figuras por todo el mundo, una simpática gata con un lazo en la cabeza a la que saludaban como Hello Kitty.

fuente:
El blog de Alaska & Mario Vaquerizo
 
- Seguir leyendo: http://blogs.libertaddigital.com/alaska-y-mario/cuando-la-ficcion-supera-a-la-realidad-13439/

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